En esta primera sesión colectiva del curso os contaremos cómo hemos pensado el funcionamiento general del curso, los objetivos que nos hemos propuesto para este curso y algunos de los planteamientos y preguntas esenciales que nos hemos planteado a la hora de proponeros este curso.

También aprovecharemos este momento de encuentro para presentarnos y dialogar entre todas las personas participantes y juntas podamos afrontar algunas preguntas que nos sirvan para conocernos un poco más y empezar a abordar algunos de los contenidos y discusiones que desarrollaremos a lo largo del curso.

Puede que a día de hoy, abolir a la familia, no sea una propuesta convencional, pero ha sido bastante conocida en algunos periodos clave de las luchas recientes. En todas ellas reconocían el papel central que ejercía la familia en la reproducción capitalista, así como la importancia del estado y sus políticas aplicadas para la construcción material y subjetiva de la propia idea de familia. Apoyada en las aspiraciones burguesas, la familia nuclear y heteronormativa, se convirtió en una pieza esencial para la división sexual del trabajo, la invisibilización y externalización de los costes de reproducción de la vida en las familias y con ello en el trabajo de las mujeres-esposas. Solo el individuo y su moralidad, sus formas de relación familiaristas, el trabajo y por derivada el orden patriarcal y racial podían articular el mundo. Como decía Margaret Thatcher sobre la sociedad: “¡No existe tal cosa! Hay hombres y mujeres independientes y hay familias”.

En esta sesión proponemos un desarrollo histórico de la conformación de la familia obrera, como elemento clave del desarrollo capitalista, así como los principales acercamientos críticos a este concepto y su desarrollo a través de distintos momentos de las luchas feministas y antipatriarcales.

Desde finales del siglo XIX, fourieristas, santsimonianos, anarquistas, libertarios, comunistas, hippies y otros grupos utópicos, han tratado, de cambiar el mundo a partir de la construcción de una sociedad utópica en el presente o prefigurar formas de relación y organización social que transformasen algunas de las estructuras clave de la sociedad occidental capitalista y patriarcal. Diversos proyectos de comunas han tratado de organizar, en mayor o menor medida, este desafío.

Ante la consideración de que la familia era la institución social más decisiva a la hora de determinar la conducta de los individuos, las y los comuneros se mostraban convencidos de que, encontrando una alternativa a la familia, serían capaces de iniciar la construcción de unas nuevas relaciones sociales más armoniosas y acordes a la naturaleza humana.

En esta sesión revisaremos las principales experiencias de “Comunas” y su relación con la transformación de las prácticas y estructuras familiares.

Como dice Melinda Cooper, neoliberales y conservadores unidos en defensa de la familia, para ello han promovido multitud de legislaciones e iniciativas que promueven y benefician económica y legalmente la institución familiar. Como decíamos, la familia no es nada sin el estado. Por ello, el primer paso para abolir la familia es eliminar sus funciones económicas. Esto se consigue ampliando la redistribución y los derechos sociales, mejorando las condiciones laborales o los derechos económicos no dependientes del trabajo como la Renta Básica Universal. Para hacer familias más libres, además de quitarles peso económico, se debe incrementar la autonomía de todos sus miembros. Es decir, hay que debilitar la dependencia económica entre ellos, mejorando la redistribución e individualizando los derechos, como hace tiempo pide la economía feminista. El marco óptimo sería aquel en que todas aquellas políticas públicas redistributivas se asocien a los individuos y sus personas dependientes, pero no a la propia forma familiar, precisamente para que estas relaciones se puedan establecer de manera más libre y sin ataduras.

En esta sesión reflexionaremos sobre la construcción de una reproducción social insurgente. Que habla de la importancia de abordar ambas vías de lucha, anteriormente expuestas, tanto la de pedir distribuir la responsabilidad el cuidado y la atención por el cuerpo social, como la de generar espacios autónomos donde esto también sea posible sin la intervención estatal. Para construir colectivamente un nuevo orden reproductivo insurgente que aspire a que todo el mundo tenga una buena vida, una vida libre, independiente de qué familia le haya tocado en suerte.